Crítica | 'El concierto del quinteto de metal Spanish Brass, con cuatro estrenos absolutos, muestra la madurez técnica de jóvenes creadores españoles'. Por Jorge Fernández Guerra.
, lleva una buena década presentando obras de creadores españoles cuya edad se fija por debajo de ese límite de 35 años, y cada edición aporta nuevos datos respecto al estado de la composición española emergente.
El concierto sub-35 de Spanish Brass presentó cuatro estrenos absolutos y otras tres piezas encargadas por ellos. El retrato generacional de esta selección muestra a dos mujeres y cinco hombres, deberían ser más mujeres, pero todo se andará. La mayoría, todos menos uno, son del área valenciana y catalana, y que nadie se extrañe, ya que los festivales que Spanish Brass montan en Alcira son una verdadera religión.
Si técnicamente los siete creadores presentados son irreprochables o un poco más, queda la cuestión estética, y aquí la uniformidad ni está ni se la espera. Es signo de la época, quizás, y a mí personalmente me parece muy bien.
En cuanto a los cinco hombres de la jornada, hay también variantes, por más que se observe en ellos más ortodoxia estilística. El primero del concierto, el catalán Lluís Gual i Gasull, brindó un estreno en el que se rastreaban sin dificultad influencias del siglo XX, Hindemith es quizá el más evidente, sobre todo en la fuga que cierra su. Buena mano y notable acercamiento a la materia instrumental de alguien que se ha forjado en la tenora catalana.
José Ignacio Blesa, oriundo de la paradigmática ciudad valenciana de Lliria, se centra en su pieza de estreno,, en un trastorno neurológico que afecta a la memoria a consecuencia de algún evento traumático. Esto proporciona a Blesa una guía que juega con la memoria temática hasta su final reducido al mínimo musical.